El edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Helsinki ( Kiasma) (http://www.kiasma.fi/kiasma_en) se encuentra en pleno centro de Helsinki. El sólo vale la visita. Es obra del arquitecto Steven Holl.
Si bien nos tocó hacer una visita relámpago por razones de horarios aéreos, el esfuerzo bien valió la carrera.
Tengo mi idea particular de lo que es arte y que puede resultar bastante simplista para entendedores. Se resume en un lema: me gusta o no me gusta. Me trasmite o no me dice nada. Me hace sentir algo o siento que me están tomando el pelo.
Este museo de dejó un muy buen sabor de boca. Las dos exposiciones itinerantes me encantaron. La primera estaba dedicada a los jóvenes finlandeses que se han hecho un nombre en el exterior como caricaturistas (aquello de que nadie es profeta en su propia tierra ocurre en todas las latitudes) y se llamaba Eyeballing. Fue interesante ver la delgada línea que separa un buen grafitero, un caricaturista, un ilustrador de cuentos, un diseñador de manga. Sus representantes cruzan las fronteras como quien transita de una habitación a otra en una gran mansión.
La segunda exposición se llamaba Camouflage. En el hall de entrada del museo se encontraba la primera pieza. Un coche de policía que en realidad era un cojín hecho con ganchillo…
Quizás la pieza mas interesante era la artista holandesa Silvia B. En ella, tres niños elegantemente vestidos, dandies trajeados con vestimenta de autor, muestran su lado mas oscuro a vuelta de ruedo. Al acercarse o verlos desde una diferente perspectiva, eran pequeños monstruos. En cada uno había algún elemento monstruoso, de pesadilla. Un envoltorio refinado y lujoso escondiendo la sombra mas tenebrosa.
El resto de la exhibición contaba con piezas mejores o peores, siempre con el concepto del parece pero no es.
Una visita recomendable para los que pasen por Helsinki.