Auschwitz-Birkenau

Visitar Auschwitz puede parecer un sinsentido. Es un lugar que concentró lo peor del ser humano. Imaginarnos en estos espacios impregnados de tanto dolor podría resultar absurdo.

El primer escalofrío es  constatar que este lugar funcionó hasta hace nada. Es parte de nuestra historia mas reciente. No es una visita a una mazmorra medieval. Fue el lugar de trabajo de hombres que viven y  otros que vivieron hasta hace nada.

El césped rodea los grandes barracas. Nuestra guía nos recuerda que no había nada verde cuando el campo estaba en funcionamiento.

Estamos en primavera y hace frío. Aterra imaginar lo que pudo ser en invierno. Hay momentos donde es imposible no quebrarse: el inmenso cajón, mas de 30 metros de largo, lleno de cabello de mujer y, a pocos metros, una butaca tapizada a cuyo tejido le hicieron la prueba de ADN y resultó positiva para cabello humano.

Una vitrina con hermosos vestidos tejidos de bebé. Las centenares de latas vacías que contenían las cápsulas de cianuro que lanzaban en las cámaras atestadas de  seres humanos para que con el calor desprendiesen el letal gas. Las miles de gafas, de prótesis, cepillos de dientes, lazos.  Millones de zapatos, sandalias, botines que nunca mas fueron utilizados.

La imagen de la entrada de Birkenau está en la mente de cualquier humano que haya tenido exposición al cine. Y sin embargo, la ficción no supera en su horror a la realidad.

Las fotos en las paredes le ponen rostro a la tragedia. Los primeros en llegar fueron fotografiados de frente y perfil. Ya luego la fotografía resultaría un recurso muy costoso. En una foto, una enfermera lleva cargada una niña. Detrás de ella, vienen niños emparejados: son los gemelos que fueron reservados para los experimentos de Mengele.

Una foto muy borrosa e inclinada muestra unas mujeres desnudas que corren: es la única foto que logro tomar un preso a escondidas mientras llevaban a las mujeres a la cámara de gas.

Visitar Auschwitz- Birkenau es transitar por uno de los momentos mas oscuros de la historia del ser humano.

Y fue tan sólo ayer.