Casarse con la ciudad. Roma parte 2

Dedicado a Clara, Kai, Sofi y Ale

Grazie per il bellissimo soggiorno!

Me encontraba en un barrio en el cual no había estado antes. El hotel, Prime Principe Torlonia,  http://www.primehotels.it/principehotel.html, resultó ser un lugar tan acogedor que dudé en salir a pasear. Hubiese podido tranquilamente quedarme en el patio trasero de aquella señorial villa, donde unos pinos centenarios daban sombra y frescor. Pero finalmente calculé que para descansar tendría otras oportunidades y decidí ir a explorar el vecindario.

La zona estaba llena de bellos palacetes y, no lejos del hotel, me encontré con un primer tesoro: el Mausoleo de Costanza (Siglo IV) y la Iglesia de Santa Agnese fuori le Mura con sus murales del siglo VII.. Al llegar a la Iglesia me encontré con dos parejas de novios que salían de su ceremonia y al intentar entrar al Mausoleo, me toco poner cara de invitada (solo la cara porque poca cosa podía hacer con las sandalias y los shorts que llevaba puestos) para poder ver y fotografiar sus espléndidos mosaicos. Curiosamente, Santa Agnese  lucho hasta ser degollada con tal de no perder la virginidad….Así de complejas pueden a veces ser estas historias.

Al salir recordé que desde siempre los novios romanos se casan en alguna de sus múltiples iglesias y luego dedican varias horas a recorrer los igualmente incontables monumentos de la ciudad para fotografiarse en ellos y con ellos. Es como si además de casarse el novio y la novia, se casaran con la ciudad. Un compromiso a tres, entre una pareja y su ciudad. Un vinculo perfectamente entendible al tratarse de una urbe tan fotogénica y tan rica.

Al terminar mi sesión de fotografía me dirigí a un parque Torlonia, cercano donde me encontraría con la historia de otra pareja casada con Roma. En realidad con la historia de una pareja nefastamente famosa: Benito Amilcare Andrea Mussolini y Clara Petacci. Y es que en este parque se encuentra la casa donde Mussolini pasó sus últimos años. Le alquiló la casa a  la familia Torlonia por una lira anual (toda una fortuna…)

Con la caída de Mussolini, la casa pasó a manos estatales pero nadie se atrevió a hacer nada. Como si estuviera hechizada. De modo que los romanos de la zona han pasado los últimos 50 y mas años viendo con cierto respeto el espectro de una casa que quedó como congelada en el tiempo.

Hace poco menos de 5 años algún osado decidió restaurarla y hoy en día se visita. Por las fotos podrán ver lo modesta que era la habitación del Benito, algo muy  propio de los dictadores. A pocos metros,  había una pequeña casa  llamada Casino dei Principi  estaba albergada una exposición de  Alfredo Biagini, un escultor de principios de 1900: Sculture e ceramiche decó.

Seguí mi periplo por la ciudad y ya al atardecer me fui a ver el atardecer en el Parco Savello, mejor conocido como el Giardino degli Aranci . Se encuentra al lado de la Iglesia de Santa Sabina (Siglo V). Alli volví a encontrarme otros novios y luego, en el parque, entre turistas que tomaban fotos de las vistas, empezaron a aparecer  parejitas que parecían salir   hasta de debajo de los naranjos.

Todo un cierre nupcial  para una jornada  llena de historias de parejas.