Mi hija me dice que los instrumentos tienen alma. Además me asegura que un instrumento de cuerdas, como el violín, no puede dejar de tocarse porque la madera se va secando. Ella se refiere no simplemente a una característica física sino a una cualidad propia de un ser vivo que necesita que un músico le permita expresarse. El abandono del violín en una caja es una sentencia de muerte.
Es por eso que me llamó tanto la atención este artículo publicado ayer en el País por Rodrigo Carrizo Couto y dedicado a una orquesta que utiliza 16 violines rescatados del holocausto.
REPORTAJE: Música
El sonido del Holocausto
La orquesta formada por 16 violines pertenecientes a judíos víctimas del nazismo sale de Israel en una gira europea
RODRIGO CARRIZO COUTO – Sion – 21/08/2010
Para el oyente desprevenido podría parecer una orquesta como tantas otras. Pero no lo es. Estos jóvenes que interpretan obras de Vivaldi no tocan cualquier violín, sino instrumentos que fueron testigos mudos del Holocausto. Violines que pertenecieron a hombres y mujeres asesinados en los campos de exterminio nazis.
Páginas: 1 2