El naufragio de Granados

La semana pasada se publicó este artículo con la firma de Pau Echauz. Es un interesante artículo de investigación sobre el triste final del gran músico Granados.

Me vino a la memoria la historia de mi suegra quien -a poco de iniciar la II Guerra Mundial-se encontraba en Berlín. Ella quería irse desde hacía tiempo: no quería pasar ni un minuto más en aquella tierra violenta y llena de odio. Su hermoso perfil con su alargada  y delgada nariz fueron motivo de que en mas de una ocasión la confundieran con una mujer judía y la agredieran. Su marido, que trabajaba para aquel entonces en el Consulado, no veía realmente el peligro que les acechaba. Pero ella, mujer de gran intuición, sabía que nada bueno pasaría. Finalmente llegó la orden de la Cancillería: debían de abandonar cuanto antes el país.

Se embarcaron en el Horacio. Así creo que se llamaba aquel barco que había dejado una huella profunda en la psique de esta noble mujer. A pocos días de iniciar la navegación en aquel mar mediterráneo ya  minado por los Nazis, el barco chocó contra una mina y empezó a hundirse.

Mi suegra recordaba con horror como algunas personas regresaban a las cabinas a buscar sus joyas. El  capitán  empezó a separar a las familias y a montar a mujeres y niños en unos barcos mientras que los hombres debían aguardar para ser colocados en  los últimos barcos.

Ella se negó. Dijo que solamente se montaría con su esposo y su pequeño hijo una vez que montaran a su marido. No hizo falta esperar. Al poco rato les alcanzó otro barco que los rescató.

Pero aún tendría que sufrir más. Ella tuvo que cambiar de barco vestida como estaba en el momento de la explosión: estaba en pijamas y  pantuflas. Al bajar por la escalera que unía a las dos embarcaciones, los peldaños  iban haciendose cada vez mas calientes por el incendio . Perdió una pantufla y al posar el pie en el siguiente escalón, se quemó el pie. Se desmayó.

Despertó una semana después a bordo de la nave salvadora y rumbo a América.

Aquel viaje dejó un recuerdo triste que perduró una vida.

Eran los tiempos de los naufragios. Tiempos de tristeza.

Mi suegra se salvó. Granados no corrió con la misma suerte.