La escenográfica Praga

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Praga es una ciudad fotogénica. Le encanta  que le tomen fotos desde cualquier ángulo y está siempre lista para el disparo. Su escenografía es eldscn1765 resultado de  una fascinante mezcla de siglos de historia que han dejado cada uno una huella muy particular. Los diferentes estilos se dejan entrever, se juntan  , se separan y entra las rendijas logramos bajar a las profundidades de una sociedad compleja, fruto de los primeros checos de la dinastia de los Premislida, judíos presentes desde el año 800 y alemanes.

 

dscn1782La presencia del totalitarismos nazis y  rusos dejaron huellas de  sangre y dolor: el primero aniquilando físicamente la población judía , usando el campo de exterminio de Terezín ( a 65 km al norte de Praga); los segundos  acabando con el espíritu, la erudición y la libertad del pueblo checo. Con ellos, Praga entro en un período de estancamiento, se congeló en tiempo y tan sólo un teciopelada revolución y  la caída del muro permitieron el definitivo florecer dedscn1753 la primavera praguense y un paulatino retorno a la normalidad.  La libertad se asomó por la plaza de la vieja ciudad. Las sonrisas y la gentileza tomarán todavía  algún tiempo. 

dscn1749-copyBohemia, la princesa Libuse, Ludmilla, Vratislav, los Habsburgos,…son nombres que aparecerán en placas para recordarnos de sus inicios. Para aquellos  políticos inconvenientes, los praguenses  inventaron una solución de reminiscincias etéreas: las defenestraciones, que marcaron el inicio de la revolución de los husitas (1419) y  el abrupto cierre de las discusiones entre católicos y protestantes (1618).

Algunos de sus conciudadanos contemporáneos  dejaron huellas inolvidables en el colectivo universal: Antonin Dvorak y su sinfonía del Nuevo Mundo; Alfons Mucha y  sus mujeres incursionando en la publicidad; Frank Kafka metamorfoseado por la ciudad; Bedrich Smetana dándole sonido a un  Moldava que su sordera luética

Smetana

Smetana

dscn1925no le dejaba escuchar;  la insoportable levedad de Kundera, la no violencia de Vaclav Havel.

 

Praga es también la ciudad de losmuseo-muchacristales, las marionetas, del ambar, los teatros negros. La del escaso  márgen gastronómico más allá de un goulash o una salchicha y mucha pero mucha cerveza.   

Es la ciudad del siempre volver.

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