La máscara de Shi Pei Pu

Shi Pei Pu en una de sus actuaciones/AP

Shi Pei Pu en una de sus actuaciones/AP

Hace unos 15 años atrás leí un artículo que publicara el País en el suplemento dominical dedicado a los grandes impostores de la historia.

Hoy, al abrir el País de España, me encuentro que ha fallecido en Francia, uno de los personajes que citara el artículo: Shi Pei Pu.

Quizás el nombre no les suene de entrada. No se si les pasa lo mismo que a mí, pero no termino de aprenderme los nombres asiáticos. Creo que tiene que ver con la musicalidad: a cada uno le entra en la infancia un bagaje   por los sentidos que terminará convirtiéndose en nuestro referente durante una vida. Con los  sonidos, la musicalidad de un nombre, la canción de cuna de la abuela, nos pasa igual.

Este preámbulo es solamente para entrar a tema. El título del obituario es «Shi Pei Pu, cantante de ópera china y espía».

Entonces sí le cae a uno la locha, como dicen en mi tierra. Una sucesión de imágenes que rematan con «M. Butterfly».

El mundo de los impostores es fascinante. Ha habido y siempre habrá el que se siente tan minimizado por su propia condición que necesita asumir una pose y hacerse pasar por otro. El césped de los Johnsons siempre más verde, más tupido… De aquel artículo recuerdo las numerosas personas que en los últimos años se han hecho pasar por Anastasia, la zarina. Por no mencionar un caso que saliera en estos días en la prensa de Christian Gerhartsreiter , un hombre que se hacía llamar   Clark Rockefeller, engañando  a la sociedad newyorquina al  pasar como descendiente del magnate.

mascaraEs el mundo de la máscara, detrás de la cual se oculta el personaje real, el de las sombras, el que se regodea de día por pasar desapercibido pero que a la noche, al querer quitarse la máscara, se da cuenta que no puede.

La historia de Shi Pei Pu, que aqui les anexo, es impresionante ya no tanto por si fuese o no cierto que su amante no supiera que él era un hombre , sino por la vida impostada de este cantante que de tanto interpretar roles femeninos terminó  por asumirlos.

OBITUARIO

Shi Pei Pu, cantante de ópera china y espía

Su historia inspiró la obra ‘M. Butterfly’ y una película

JOSE REINOSO 05/07/2009

Shi Pei Pu

Shi Pei Pu

Shi Pei Pu, actor de ópera china que junto con su amante francés protagonizó un insólito caso de espionaje con tintes sexuales que inspiró la obra de Broadway M. Butterfly y una película dirigida por David Cronenberg, falleció el martes pasado en París a los 70 años.

Shi, original de la provincia oriental de Shandong, era cantante en Pekín y daba clases de mandarín en el círculo de los diplomáticos extranjeros cuando, en 1964, conoció a Bernard Boursicot, que trabajaba como contable en la embajada francesa en la capital china. Tenían entonces 26 y 20 años, respectivamente.

El cantante lírico, de buena familia, que hablaba un fluido francés, y el funcionario iniciaron una relación en la que Shi hizo creer a Boursicot que era una mujer. Le dijo que se había visto obligado a llevar una vida de hombre para complacer a su padre, que quería un hijo varón. El joven francés había tenido pocas experiencias sexuales anteriormente -se habían limitado a compañeros masculinos del colegio- y creyó a su amante. Los encuentros sexuales, como contaría años más tarde el diplomático, eran rápidos, furtivos y a oscuras, según el New York Times. De ahí, que, según afirmó, sólo supo que Shi Pei Pu era en realidad un hombre durante el juicio en el que ambos fueron condenados, en 1986, a seis años de cárcel por pasar documentos franceses a los servicios secretos chinos.

Poco después de comenzar la relación, Boursicot dejó China. No sin que antes su amante le asegurase que estaba embarazada. A finales de la década de 1960, y con el país en plena Revolución Cultural, el francés regresó a Pekín, y Shi le aseguró que el hijo de ambos, llamado Shi Du Du, de cuatro años, había sido enviado a una región remota para protegerlo. Después, lo conocería.

Cuando los agentes chinos descubrieron la relación entre el empleado de la embajada y el cantante, Boursicot comenzó a pasarles documentos; primero desde la legación en Pekín, y a finales de los setenta desde su puesto en Ulan Bator (Mongolia), donde había logrado que le destinaran para estar más cerca de quien creía su hijo, al que llamaba Bertrand. Shi actuaba de intermediario.

En 1982, Shi Pei Pu y el supuesto hijo Shi Du Du viajaron a París, y fueron acogidos en su casa por Boursicot, quien, abiertamente bisexual, vivía con otro hombre. El actor chino actuó en los escenarios parisienses, salió en la tele y logró una extensión de su visado. Pero los servicios de contraespionaje franceses los interrogaron y fueron acusados de espionaje. En 1986, fueron condenados. El juez ordenó un examen médico de Shi Pei Pu, y fue entonces cuando Boursicot asegura que se enteró de que Shi era un hombre.

Shi Du Du declaró a la policía que era de origen uigur -etnia musulmana del oeste de China- y que había sido vendido por su madre para aliviar la pobreza de la familia.

Los dos espías pasaron sólo un año en la cárcel, ya que fueron perdonados por el presidente François Mitterrand. Tras salir de prisión, Shi Pei Pu se quedó en París, donde trabajó como cantante en pequeñas producciones de ópera. Desde el juicio, la relación entre los dos antiguos amantes se agrió, y sólo hablaban en raras ocasiones. Shi Du Du, que tiene tres hijos, y Boursicot siguen viviendo en Francia.