Iniciamos nuestra visita a París con un recorrido fuera de lo rutinario. La primera cita la tuvimos en el Musée des moulages del Hopital de Saint-Louis (http://sfhd.chez.com/musee/musee.htm). Se trata de una de las mas impresionantes colecciones de moldes de cera, realizadas por el artista Baretta , para el departamento de dermatologia del Hopital de Saint Louis de Paris.
La escuela dermatologica francesa marco un hito en el conocimiento de las enfermedades de la piel y nombres como Darier, Fourier, Gougerot y Civatte forman parte de su glorioso pasado.
La patología dermatológica es la patología de lo evidente, de aquello que está a la vista, a veces de qualquiera, en otras ocasiones sólo observable por el afectado y en otras, detectado por el ojo entrenado. Pero en cualquier caso, destaca por alejarse de una normalidad establecida.
De alli que las afectaciones dermatológicas genere tanto distress psicológico. Es una alteración del yo normal evidente a otros.
La creación del molde de cera nace de la necesidad de dejar una huella del paso de una enfermedad principalmente para efectos academicos. Es la pre-fotografia, la testimonianza sistematizada de un antes y un después..
Baretta llevó estos moldes a una perfección impresionante. Algunos moldes dan escalofrío. La sección de la patología venérea de la París previa al descubrimiento de la penicilina es aterradora.
Esta colección de mas de 5000 moldes ( para los que se requiere previa cita) se encuentra la biblioteca creada albergarlos y aún hoy en día utilizada. Es vetusta, de madera añeja. Su forma es rectangular y sus esquinas rematadas con pequeñas escaleras de caracol que permiten subir al segundo grupo de estanterías.
Cada molde tiene su identificación original con la breve biografía del paciente, de su enfermedad, de la ubicación.
El todo, contenido y continente, son un trozo de la historia de humanidad: es la biografía de un grupo de hombres, mujeres y niños que buscaron ayuda médica, en una París de finales del siglo XIX y principios del XX. Muchos de los tumores que allí están representados están clasificados por grandes grupos indefinidos que nos recuerdan la inexistencia de tratamientos específicos. La ausencia de muchos de los antibioticos actuales permitió el avance a terciarismos sifilíticos y a amputaciones por lepra.
No deja de emocionar el esfuerzo de sistematizar, de entender y clasificar las enfermedades. Un quehacer científico que cambió para siempre el estudio de las enfermedades de la piel.
Dejamos pasar un día para recuperar el aliento y luego nos dirigimos a visitar un lugar con el que teníamos una vieja deuda: el Cementerio de Pere Lachaise de París (http://www.pere-lachaise.com/). Se encuentra al este de la ciudad y últimamente es muy visitado por los fans de Jim Morrison. No se trata de un cementerio demasiado antiguo. Digamos que inicia a funcionar como tal alrededor del siglo XIX. Para recibir el beneplácito de los parisinos, se decidió trasladar allí los restos de algunos famosos. Entre ellos y quizás la tumba mas espléndida, la de Abelardo y Heloisa.
Sus calles internas son amplias y tranquilas y sorprende el número de visitantes. Es , en efecto, el cementerio más conocido del mundo. Nos dedicamos a recorrerlo y a rendir nuestro tributo a Bizet, Rossini, Chopin, Miguel Angel Asturias, Balzac,… Una visita muy particular y muy especial.