No nos costó poco llegar a él. Fueron muchas horas de vuelo trasatlántico, 11 horas de tren y 2 de taxi. Pero bien valió el esfuerzo vivir esta experiencia sensorial en el corazón del Vietnam rural y étnico. El mercado de Bac Ha se lleva a cabo solamente los días domingos en la mañana en el poblado homónimo ubicado en las montañas que separan Vietnam de China. Acuden a él las etnias locales y algunas del vecino país y se reúnen a vender desde una falda de tejido tradicional Mong hasta un búfalo de agua.

Es una explosión de colores, olores y sabores. Toda una experiencia sensorial. Al cabo de unas horas, se empiezan a identificar los diferentes rasgos, en los tejidos, los olores que emanan de las diferentes cocinas improvisadas a la orilla de los abarrotados pasillos.
Hay viejas vendedoras de especias, de pociones, de incienso, de vegetales nunca vistos. Los más pequeños cuelan de marsupios improvisados con telas brillantes o juegan con pelotas hechas de papel. Hay un sector lleno de hombres en cuclillas, con miradas oscuras, que negocian gallos de pelea; cerca de ellos, los vendedores de pájaros de la zona en jaulas improvisadas adornadas con recipientes de cerámicas blanco-azuladas llenas de alpiste.
Las vendedoras de fritangas ofrecen tortillas de arroz aglutinado con carnes o vegetales. Sticky rice…sticky rice…
Bac Ha recarga el alma de colores perdidos, de olores desconocidos, de sabores nuevos.