Ni tiempo, ni espacio, ni persona sino todo lo contrario

adisheshaLes copio la interesantísima entrevista que Lluis Amiguet  le  ha hecho en La Contra de hoy , 27/8/2009 (La Vanguardia)  a Simon White, el astrofísico que dirige el Instituto Max Planck de Garching, Alemania.

He quedado impactada con las declaraciones del dr. White:

1. La visión de tiempo y espacio para un astrofísico. No me cabe la menor duda que para los leguleyos como yo (que de sólo recordar mis clases de física , de corrientes alternas y contínuas y ejercicios de cohetes se me paran los pelos de punta…) el concepto de mirar al universo para ver el pasado es incomprensible pero francamente fascinante. Tal como si vieramos el túnel del tiempo. Un rayo de luz solar tarda cuatro minutos en llegarnos lo cual lo hace pasado al llegar mientras estamos convencidos que es presente.. La unión de los conceptos espacio-tiempo da cabida a miles de disertaciones que pondrían a temblar muchos conceptos que nos permiten entender el día a día. Empezando por mi profesión que insiste en colocar al humano «normal» en estrictas definiciones «tiempo-espacio-persona»…

2.- Todos estos conocimientos parecen quedar reducirdos a un símbolo hindú de Adishesha, la «culebra primordial». Ella simboliza la imperfección de nuestras acciones mentales y físicas debido a nuestra naturaleza cambiante. Los cálculos matemáticos de Einstein no le «cuadran» hasta que incluye el concepto del cambio.

3.- Me llama enormemente la atención que  este hombre  se declare huérfano de  padre y dedique su vida al conocimientos en los astros, entre ellos el sol como si de alguna manera hubiese totemizado su búsqueda.

4. – Finalmente, no pude sino quedarme impactada por el paralelismo conocimiento científico-democracia . Esto  explica el  rechazo frontal  a la investigación científica y al sistema meritocrático que le ha tocado vivir en carne propia a los científicos venezolanos- entre otros-  por tan sólo mencionar una realidad que me toca y afecta. Todo avance es frenado ante los designios de una única figura que se declara ungida de «falsos designios celestiales».

Del entrevistador- Lluis Amiguet-no puedo sino decirles que no deben perderse sus publicaciones. Es un verdadero maestro en el arte de la entrevista. La columna que comparte con Ima Sanchís y Victor Amela es un deleite diario donde puede uno encontrar  personajes fascinantes cuyas visiones de la vida nos llegan gracias a la destreza e ingenio de este trio de entrevistadores.

imon White, astrofísico e investigador de la materia oscura, dirige el Instituto Max Planck
«Si quiere, esta noche puede ver el pasado»
LLUÍS AMIGUET  – 27/08/2009
Tengo 57 años: la astrofísica es una síntesis de saberes que la edad ayuda a conjugar. Nací en Cornualles. Casado con una astrónoma: poco románticos bajo las estrellas. Podemos ver el origen del universo, pero no sabemos qué son la materia y la energía oscura que lo forman
Si quiere esta noche podrá ver el pasado…
¿Sin telescopio?
Si no está nublado, verá la galaxia de Andrómeda: la mayor distancia discernible para el ojo humano. Al verla, le habrá llegado una luz de dos millones de años. Cuando esa luz salió de Andrómeda, nuestra especie no existía. Tal vez algún antecesor primate empezaba a erguirse… Y usted la verá de pie.
Y me temo que con gafas.
Y con un buen radiotelescopio podría alcanzar a ver mucho más hacia atrás en el pasado, y llegar a contemplar un tiempo en el que ni siquiera existía Andrómeda ni ninguna estrella, ni planeta, ni nada…
… Usted podría ver el origen del universo.
Explique el universo en cinco minutos.
El universo es muy grande, tanto que no sabemos siquiera si es infinito, pero sabemos que tuvo un comienzo y que fue hace más de 300.000 millones de años.
¿Cómo lo sabemos?
Porque lo podemos ver, medir, probar…
¿Cómo verlo?
Con el radiotelescopio adecuado podrá ver con sus propios ojos la luz del origen del universo, el big bang.
¿Cómo es la luz de todos los orígenes?
Suave, aterciopelada, uniforme… Calculamos que la luz del sol tarda cuatro minutos en llegar hasta nosotros. Podemos medir también lasCMBR(cosmic microwave background radiation), las ondas que aún quedan en el cosmos de aquella explosión principio de todo, y deducir cuándo fue…
Ondas reliquia de la primera luz.
Esas ondas tienen 380.000 millones de años. Entonces no había galaxias ni planetas ni nada… Sólo una especie de niebla uniforme de helio, hidrógeno, y la luz…
¿Qué deduce al verla?
Que hubo un principio; que el universo no deja de evolucionar y se expande. Se está expandiendo…
¿Cómo lo sabe?
Lo constató Hubble: la fábrica de espacio tiempo no para de crecer.
¿Muy rápido?
Creíamos que la gravedad, al atraer a los cuerpos entre sí, reduciría esa velocidad de expansión, pero, cuando la pudimos medir, descubrimos que el universo en realidad se está expandiendo cada vez más deprisa.
¿Por qué?
Por alguna razón, por una fuerza antigravitatoria que aún no sabemos qué es y a la que por eso denominamos energía oscura.
Eso es poesía astrofísica.
Podríamos calcular también cuánta masa había en las galaxias e inferir que allí hay mucho más de lo que conocemos: tiene que haber algo más y de nuevo a esa masa ignota la denominamos materia oscura.
¿Hay más de lo que sabemos menos?
Sólo podemos ver el4por ciento del universo. El resto es esa energía y masa oscura…
¿Algún día dejará de serlo?
Esperemos que el acelerador de partículas – ahora está averiado-nos dé alguna clave.
De la partícula al universo.
Todo en relación, como en ese símbolo hindú, Adisesha, de la serpiente que se muerde la cola para reflejar la continuidad en el tránsito de lo más pequeño a lo más grande.
¿Por qué se hizo astrónomo?
Por casualidad con algunas causalidades. Nací en Cornualles, en un pueblecito donde la escuela era una única aula en la cual nos amontonábamos niños de todas las edades.
Pues no le fue mal.
Un buen maestro me envió a un colegio para meritorios pobres de la Corona británica en Londres. Nos hacían llevar unos uniformes ridículos, pero los profesores eran excelentes, sobre todo, en matemáticas y latín.
¿Y la astronomía le viene de familia?
No lo sé. Nunca supe quién fue mi padre.
Siempre me fascinó la manera en que el universo obedece a las matemáticas: Newton idea una breve fórmula y, con ella, explica cómo se mueven los planetas: algo que a Kepler le llevó toda una vida observar.
¿Por qué?
Nadie lo sabe y yo me lo pregunto. Einstein describió el universo matemáticamente, pero se enfadaba porque no acababa de encajar… Hasta que Hubble evidenció que estaba en expansión y, entonces, Einstein apreció que no acababa de encajar porque nunca era igual a sí mismo. Las matemáticas no se habían equivocado nunca.
Y usted era bueno en matemáticas.
Porque adoraba ese momento en que, como Arquímedes en la bañera, descubrías cómo demostrar que el oro era falso… ¡Qué goce!
¿Cuál fue su bañera?
Me di cuenta de que para que encajaran las cosas en las matemáticas tenía que haber una materia oscura, algo – aún no sabemos qué-que explique las cosas como son.
¿Para qué sirve la astronomía?
«Aunque vivamos en las alcantarillas, alguien tiene que mirar a las estrellas», dijo Wilde. Y, además, explicarlas, digo yo.
¿Por qué?
Porque la única explicación que admite la realidad no se alcanza pegando tiros, sino razonando. Por eso, rechazo el relativismo cultural: toda cultura no es igual de buena.
¿A qué se refiere?
Las culturas de la razón, la democracia y la justicia permiten explicar el universo y, en cambio, otras nos someten a los intérpretes de falsos designios del cielo.
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jueves, 27 de agosto de 2009
La Contra| página nº 56
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Los grandes especialistas acaban siendo en su charla grandes generalistas, porque alcanzan a discernir – y saben explicar-las redes del universo. El doctor White, en la Obra Social de La Caixa, empieza hablando de Andrómeda y acaba defendiendo el Estado de bienestar que, siendo niño pobre, le ha permitido llegar a ser el descubridor de la energía oscura. Por eso, rechaza la tolerancia malentendida del relativismo que iguala todas las culturas. No es lo mismo – sostiene-mirar al cielo, que entendemos hoy gracias al ejercicio de la ciencia en democracia, que escrutar las estrellas en secreto temerosos de acabar en la hoguera condenado por una tiranía apoyada en designios celestiales.
Simon White, astrofísico e investigador de la materia oscura, dirige el Instituto Max Planck
«Si quiere, esta noche puede ver el pasado»

Simon White

Simon White

LLUÍS AMIGUET  – 27/08/2009, La Vanguardia
Tengo 57 años: la astrofísica es una síntesis de saberes que la edad ayuda a conjugar. Nací en Cornualles. Casado con una astrónoma: poco románticos bajo las estrellas. Podemos ver el origen del universo, pero no sabemos qué son la materia y la energía oscura que lo forman
Si quiere esta noche podrá ver el pasado…
¿Sin telescopio?
Si no está nublado, verá la galaxia de Andrómeda: la mayor distancia discernible para el ojo humano. Al verla, le habrá llegado una luz de dos millones de años. Cuando esa luz salió de Andrómeda, nuestra especie no existía. Tal vez algún antecesor primate empezaba a erguirse… Y usted la verá de pie.
Y me temo que con gafas.
Y con un buen radiotelescopio podría alcanzar a ver mucho más hacia atrás en el pasado, y llegar a contemplar un tiempo en el que ni siquiera existía Andrómeda ni ninguna estrella, ni planeta, ni nada…
… Usted podría ver el origen del universo.
Explique el universo en cinco minutos.
El universo es muy grande, tanto que no sabemos siquiera si es infinito, pero sabemos que tuvo un comienzo y que fue hace más de 300.000 millones de años.
¿Cómo lo sabemos?
Porque lo podemos ver, medir, probar…
¿Cómo verlo?
Con el radiotelescopio adecuado podrá ver con sus propios ojos la luz del origen del universo, el big bang.
¿Cómo es la luz de todos los orígenes?
Suave, aterciopelada, uniforme… Calculamos que la luz del sol tarda cuatro minutos en llegar hasta nosotros. Podemos medir también lasCMBR(cosmic microwave background radiation), las ondas que aún quedan en el cosmos de aquella explosión principio de todo, y deducir cuándo fue…
Ondas reliquia de la primera luz.
Esas ondas tienen 380.000 millones de años. Entonces no había galaxias ni planetas ni nada… Sólo una especie de niebla uniforme de helio, hidrógeno, y la luz…
¿Qué deduce al verla?
Que hubo un principio; que el universo no deja de evolucionar y se expande. Se está expandiendo…
¿Cómo lo sabe?
Lo constató Hubble: la fábrica de espacio tiempo no para de crecer.
¿Muy rápido?
Creíamos que la gravedad, al atraer a los cuerpos entre sí, reduciría esa velocidad de expansión, pero, cuando la pudimos medir, descubrimos que el universo en realidad se está expandiendo cada vez más deprisa.
¿Por qué?
Por alguna razón, por una fuerza antigravitatoria que aún no sabemos qué es y a la que por eso denominamos energía oscura.
Eso es poesía astrofísica.
Podríamos calcular también cuánta masa había en las galaxias e inferir que allí hay mucho más de lo que conocemos: tiene que haber algo más y de nuevo a esa masa ignota la denominamos materia oscura.
¿Hay más de lo que sabemos menos?
Sólo podemos ver el4 por ciento del universo. El resto es esa energía y masa oscura…
¿Algún día dejará de serlo?
Esperemos que el acelerador de partículas – ahora está averiado-nos dé alguna clave.
De la partícula al universo.
Todo en relación, como en ese símbolo hindú, Adisesha, de la serpiente que se muerde la cola para reflejar la continuidad en el tránsito de lo más pequeño a lo más grande.
¿Por qué se hizo astrónomo?
Por casualidad con algunas causalidades. Nací en Cornualles, en un pueblecito donde la escuela era una única aula en la cual nos amontonábamos niños de todas las edades.
Pues no le fue mal.
Un buen maestro me envió a un colegio para meritorios pobres de la Corona británica en Londres. Nos hacían llevar unos uniformes ridículos, pero los profesores eran excelentes, sobre todo, en matemáticas y latín.
¿Y la astronomía le viene de familia?
No lo sé. Nunca supe quién fue mi padre.
Siempre me fascinó la manera en que el universo obedece a las matemáticas: Newton idea una breve fórmula y, con ella, explica cómo se mueven los planetas: algo que a Kepler le llevó toda una vida observar.
¿Por qué?
Nadie lo sabe y yo me lo pregunto. Einstein describió el universo matemáticamente, pero se enfadaba porque no acababa de encajar… Hasta que Hubble evidenció que estaba en expansión y, entonces, Einstein apreció que no acababa de encajar porque nunca era igual a sí mismo. Las matemáticas no se habían equivocado nunca.
Y usted era bueno en matemáticas.
Porque adoraba ese momento en que, como Arquímedes en la bañera, descubrías cómo demostrar que el oro era falso… ¡Qué goce!
¿Cuál fue su bañera?
Me di cuenta de que para que encajaran las cosas en las matemáticas tenía que haber una materia oscura, algo – aún no sabemos qué-que explique las cosas como son.
¿Para qué sirve la astronomía?
«Aunque vivamos en las alcantarillas, alguien tiene que mirar a las estrellas», dijo Wilde. Y, además, explicarlas, digo yo.

¿Por qué?
Porque la única explicación que admite la realidad no se alcanza pegando tiros, sino razonando. Por eso, rechazo el relativismo cultural: toda cultura no es igual de buena.
¿A qué se refiere?
Las culturas de la razón, la democracia y la justicia permiten explicar el universo y, en cambio, otras nos someten a los intérpretes de falsos designios del cielo.
El cielo de la razón
Los grandes especialistas acaban siendo en su charla grandes generalistas, porque alcanzan a discernir – y saben explicar-las redes del universo. El doctor White, en la Obra Social de La Caixa, empieza hablando de Andrómeda y acaba defendiendo el Estado de bienestar que, siendo niño pobre, le ha permitido llegar a ser el descubridor de la energía oscura. Por eso, rechaza la tolerancia malentendida del relativismo que iguala todas las culturas. No es lo mismo – sostiene-mirar al cielo, que entendemos hoy gracias al ejercicio de la ciencia en democracia, que escrutar las estrellas en secreto temerosos de acabar en la hoguera condenado por una tiranía apoyada en designios celestiales.