En estos días coloqué en FB una nota sobre la noche de los museos, un evento que ocurre a nivel de Europa desde hace algunos años. Consiste en dar puerta franca a todos los museos, desde las siete de la noche hasta la una. Se organizan además conciertos, charlas y una infinidad de actividades mas. Los museos mas «cotizados», cuyas entradas son generalmente a pago, se llenan a reventar. Las colas son inmensas.
En esa misma nota de Fb, mi primo JLF colocó un bello comentario sobre las sensaciones que deben de vivirse en una visita a un mueso en las noches, con sus penumbras, sus fantasmas….
No se si será motivado al éxito de esta iniciativa, pero en un reciente viaje a Firenze nos encontramos que el Palazzo della Signoria abre sus puertas ( con compra de ticket previa) a todo el palacio y el corredor-terraza superior. Gli Uffizi hace algo similar los días jueves, desde las siete hasta las once y media de la noche y se llama Aperitivo ad Arte.
Volviendo a nuestra visita al Palazzo della Signoria, les comento que fuimos pocos los visitantes. Todo el palacio para unos pocos aventureros del arte. La sensación es sensacional. La visita es casi en solitario, con los vigilantes presentes en algunos salones, sentados leyendo una revista, placidos y dispuestos a dar indicaciones. Encontrarse en los salones con los frescos del Vasari, en la penumbra, en silencio, le da una dimensión distinta a la experiencia museística. Por un instante, puede uno captar la sensación del espacio que debieron sentir sus habitantes originales. La falta de mobiliario nos recuerda que el tiempo ha pasado; la belleza de las estancias, en cambio, es el testimonio de la grandeza de una dinastía, de un tiempo suspendido en el espacio donde convivieron algunos de los mas grandes mecenas y artistas de todas las épocas, una huella en la historia universal.