Al entrar al claustro de la catedral, llega el sonido de una gaviota. El sonido de aquel pájaro me hace volar: pienso en los grandes navegantes Vasco da Gama, Fernando de Magallanes, Bartolomeo Dias… Porto es río, mar, azulejos, vino y gaviotas.

Sus calles son empinadas, con fachadas barrocas, plazas con fuentes, tranvías de colores, columnas barrocas, grafitis, retratistas, restaurantes con bacalao, barcos con barriles, murallas iluminadas, jóvenes universitarios, tiendas de sombreros exóticos, catas de vino, cafés históricos. Es art nouveau, es barroco, es modernismo, es renacimiento.

Es la ciudad que  envuelve, que enamora y que atrapa. Es aroma, es aire de lluvia, es mar y es río. Es gaviota.

Es Porto