Llegamos los 5 viajeros a Palermo en un día lluvioso. El hotel, Centrale Palace (http://www.centralepalacehotel.it/) vetusto, añoso y hermoso nos dio la bienvenida a esta compleja ciudad.
Barroca, dinámica y amable, la ciudad está llena de fachadas barrocas. La catedral estaba aún abierta y logramos ver el altar de plata dedicado a Santa Rosalia. Nos tocó dejar el saludo a la tumba de Federico II para el día siguiente gracias a los horarios de invierno.
Caminamos hasta el mercado de las pulgas. La mayoría de sus tenderetes estaban cerrados. Los pocos que estaban abiertos mostraban trozos de ciudad, columnas , sillas, cerámicas, alfombras, esculturas.
En la noche, comimos en la trattoria ai Cascinari para introducir nuestros paladares a los sabores de Sicilia. A la salida, conocimos a Nino, el afable taxista que a partir de ese momento nos transporto por las calles de Palermo.
Un buen comienzo para una gran aventura: Sicilia