Via de´Bardi 58

dscn0560Tuve la suerte de vivir en Firenze en mi infancia. La verdad es que mi verdadera fortuna reside no tanto en la ciudad sino en los papás que tuve que mi hicieron sentir esta bella ciudad con tanta intensidad que todavía hoy en día siento sus influjos-los de la ciudad y los de mis padres, a veces todo mezclado- y busco siempre magia, historias  y vivencias por donde voy.  Aprendí con ellos una forma de vivir.

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Así que regresar a Firenze es recorrer un pasado en la historia pero también el mío propio.
Llegamos la noche del 10 de Abril del 2009  y con una leve lluvia, lo cual limpió las calles de turistas y nos permitió  una primera re-visita privada.
Los centros históricos de las principales ciudades europeas están siendo recuperados de la invasión automovilística, cosa que a los locales nos les hace demasiada gracia por complicarles los desplazamientos cotidianos pero que el resto de la humanidad agradece.
Santa María Novella, la piazza del Duomo, la piazza della Signoria, Palazzo Pitti: todas parecen suspendidas, como si fueran modelos de papel. Quedaron como estuvieron en sus origenes:  ubicadas en pequeños saloncitos de té, por donde se camina tranquilamente, se tocan las piedras de sus paredes,… Lucen más altos, más bellos. Y con las restauraciones, se admiran más los detalles en las arquivoltas, los capiteles, las filigranas en piedra, las esculturas.
Con el sol y la luz matutinos llega, sin embargo, una plaga: el turismo dscn0555masificado.  Parece curioso que lo diga yo  que soy tan turista como el de al lado. Pero lo que se pueda agradecer de la globalización, con sus precios bajos en las líneas aéreas y conexiones entre ciudades europeas a veces por debajo de los 10 euros, trae a las ciudades de mayor renombre una masa tan descomunal de turistas que en su mayoría dejan poco de bueno para la ciudad ( no gastan casi nada, ensucian las calles, hacen ruido e incluso algunos vandalizan ) .
Caminamos en dirección a Ponte Vecchio y lo cruzamos, literalmente, a empujones. De aquel recuerdo de cruzar ese noble puente, asomando las narices a las joyerías llenas de prendas de coral , plata y oro; llegar a su parte central , cerrar los ojos e imaginarse que el espíritu de Pico Della Mirandola estaría cruzándolo en el mismo momento; … pues les digo desde ya: ni en mis mejores sueños!! Cartera en mano bien agarrada, una coraza anti hematomas y a cruzarlo a la velocidad impuesta por la marea de gente.
Pero mi objetivo estaba del otro lado del río y lo alcancé: Via de´ Bardi 58. Mi casa.
Mi antigua morada. Alquilada pero será siempre MI casa en Florencia. Si

Via de Bardi 58

Via de Bardi 58

bien los años cambian muchas cosas, aquella esquina de Ponte Vecchio con la heladería donde inmediatamente se evidencia un minúsculo patio con una puerta de vidrio sigue siendo el mismo. Solitario, con su placa a mano izquierda para recordar hasta donde dscn0558llegó el Arno con su furia.

 

 

Un recordatorio diario de la fuerza de  la naturaleza y de lo minúsculo que puede ser el hombre.
Me asomo por el portal y en el fondo diviso parte de la vista que veía desde el balcón: il campanile di Giotto, la cúpula del Brunelleschi e Palazzo Vecchio.
Así lo repetía cada desayuno antes de salir a mi escuela-que-ya-no-está. Era como una especie de mantra que repetía todos los días al levantar la mirada, un conjuro que me garantizaba  que allí seguirían estando esas tres emblemáticas construcciones . Y siguen allí las tres. De modo que el cántico… ¡funcionó!

La vista desde mi casa en aquel entonces...

La vista desde mi casa en aquel entonces...

El edificio, la palazzina, también sigue allí. A pesar de mis años, no la veo más pequeña. Todo lo contrario. La veo igual. Noble, altiva, elegante.
dscn0575Seguimos a Palazzo Pitti donde ya mi papá no podría estacionar nuestra barca a vela (una larguísima rebel rambler blanca con la que hacíamos nuestras incursiones por la Toscana): el Piazzale de Palazzo Pitti ha sido  convertido en una  gran plaza  pública con una escultura con una boca  de bronce no firmada (que a mi me recuerda  la obra de Igor Mitoraj pero igual no lo és).
Alcanzamos a ver dos exposiciones: la de Isabelle de Borchgrave (https://paolapasquali.com/?p=686) y la de Galileo (https://paolapasquali.com/?p=521) . De esta última quiero decir que el montaje es muy bueno y  los instrumentos que agruparon son impresionantes por la cantidad y el estado de conservación ; sin embargo, había que manejar tal cantidad de conceptos de astronomía y física que al final me dí por vencida y caí derrotada en el borde de una ventana ( no, no pensaba lanzarme…simplemente descansaba) y allí esperé con el catalogo de la exposición en mano, jurando que algún día lo leería con detenimiento.
dscn0574El resto del tiempo lo dedicamos a pedalear por las callejuelas de la ciudad, lo cual nos alejaba de la masa de turistas y nos acercaba a los mercadillos, a las pequeñas tiendecitas de tradición, a los restos de las murallas,…Una pequeña gran ciudad que merece pasar un largo tiempo conociéndola.
Y si se hace desde pequeños,  ¡tanto mejor!