Window shopping en Venezia

Pasear por las calles y fisgonear en las vitrinas de las tiendas, sin buscar nada en especial, sólo por el puro placer de deleitar la vista, es una actividad deliciosa. Una suerte de dolce far niente.  En inglés, strolling define de manera intraducible ese andar sin dirección alguna.

Son pocas las ciudades que mantienen una selección enorme y de calidad en sus vitrinas, más si se piensa que la globalización ha homogeneizado el aspecto de las calles otrora sofisticadas y de reconocida elegancia. Venezia es uno de estos templos del placer.

Como por esta ciudad solamente se puede caminar, entonces no queda sino recorrer  miles de callejuelas plenas de negocios que ofrecen desde cuadros de Francis Bacon, gafas de diseño, papeles artesanales, los más exquisítos tejidos y por su puesto, muchas máscaras y mucho cristal de Murano.

Les coloco algunas de las fotos que tomé en nuestra última visita alla Serenissima.